We 
      have Mary on the line 
      from the heart of their capital: 
      --It's an eerie feeling, a silence, 
      bombs that go off in waiting 
      hugging my child, 
      holding hands under the bed, 
      sensing your unblinking eye. 
      Now I am awe-struck by your cruising fire 
      and orange bursting around me, 
      a scene I remember from Apocalypse-- 
      Ambulances reported 
      On the move in Baghdad.  
       
        On board the Theodore Roosevelt 
        targets are born and guided from above 
        to hit and destroy, to strike both cheeks 
        at once with our sticks, an eye for an eye, 
        massive arms synchronized 
        to control their will. 
      Split 
        the split-screens 
        and look at the whole. 
       
        Pelicans and storks lost their way 
        north from Africa. Looking for their nests, 
        the air filled with rapid dominance 
        and eggs were not hatched 
        and children were torn apart 
        bird watching in a dark spring. 
       
        We bring you the news 
        from afar with precise adjectives 
        for our comrades, never 
        shedding a tear before your eyes. 
        At night we curl up, embedded, 
        dreaming of freedom for ourselves, 
        grasping at freedom from uniforms. 
        We hear the breaking news signal 
        and we must perform the tension 
        of victory at hand, of danger at the edges 
        and no fear from above. 
        Smile now and then. 
       
        Our complex can be treated 
        from a couch later on, 
        after the children have been buried, 
        the caskets wrapped with our flag 
        and fewer birds are flying by from Africa 
        in search of a certain home. 
      The 
        all clear has been given 
        and we are out of danger. 
        We can keep on transmitting 
        for our viewers
 
       
        March 22, 2003 
          
     | 
      | 
    Tenemos 
      a María en la línea 
      en el corazón de su capital:  
      --una extraña sensación, un silencio, 
      bombas que explotan en la espera 
      abrazando a mi niño, 
      dándonos la mano debajo de la cama, 
      sintiendo vuestros ojos sin párpados. 
      Ahora conmovida por fuegos cruceros 
      y anaranjados estallantes, todo 
      me recuerda una escena de Apocalipsis-- 
      Informan que las ambulancias 
      corren por toda Bagdad.  
      A 
        bordo del Theodore Roosevelt 
        nacen los blancos dirigidos desde los cielos 
        para golpear y destruir, 
        para darles en las dos mejillas 
        a la vez con el palo, ojo por ojo, 
        armas masivas sincronizadas 
        para controlar su voluntad. 
      Hay 
        que partir las pantallas partidas 
        Para ver el conjunto completo. 
      Los 
        pelícanos y las cigüeñas perdieron 
        su norte al subir desde África. 
        Buscando sus nidos, 
        el aire se les llenó 
        de dominación rápida 
        y los huevos no se abrieron 
        y los niños se desgarraron mirando las aves 
        desde una primavera oscurecida. 
      Traemos 
        las noticias desde lejos 
        con adjetivos exactos para nuestros camaradas, 
        sin dejar correr una lágrima ante vuestros ojos. 
        Incrustados, acurrucándonos en la cama militar, 
        soñamos con nuestra libertad, 
        buscando libertarnos de los uniformes. 
        Oímos la señal que anuncia 
        las noticias de último minuto 
        y hemos de representar la tensión 
        de la victoria a la mano, 
        al borde del peligro que nos rodea, 
        siempre sin miedo a lo de arriba. 
        Hay que sonreír de vez en cuando. 
      Nuestro 
        complejo se puede tratar 
        desde un sofá más adelante, 
        después de enterrar a los niños, 
        de envolver los ataúdes con nuestra bandera 
        y pocos pájaros estén volando desde África 
        en busca de cierto hogar. 
      Ya 
        suenan de nuevo las sirenas 
        y estamos fuera de peligro. 
        Podemos seguir transmitiendo 
        para nuestros espectadores
 
       
        23 de marzo de 2003 
          
       
     |