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          Reverso 
            del lobo 
             
                      The 
            blood-dimmed tide is loose, and everywhere 
                      The ceremony 
            of innocence is drowned 
                                                                        W. 
            B. Yeats 
             
                      ...y habló 
            al Dios eterno con su corazón 
                      El viento 
            del bosque llevó su oración... 
                                                                        Rubén 
            Darío  
             
             
            Lis de pétalos puros  
            en celestial franqueza, 
            como de Asís,  
            sin animal que aceche  
            con robo o garra,  
            sin maldecir  
            al lobo y al tigre 
            de los alrededores  
            en rebaño de ramos  
            como pastores de bordón 
            sin daño en sus pasos. 
             
            Los hierros fundidos 
            se hacen colmillos  
            de perros azuzados  
            contra los corderillos 
            y las palomas. 
             
            De madriguera al campo  
            la fiera olfatea 
            feroz, sin motivo,  
            sin voz que se entienda 
            sin mano que la lleve 
            sin hermano de sayal. 
            Animal que aviva, 
            arisco sin Francisco, 
            agresivas las fauces 
            que vierten con espanto 
            la muerte, el dolor  
            y el llanto. 
             
            ¿Qué infernal movimiento  
            qué infierno helado  
            qué eterno cazador 
            qué invierno sin ganado 
            qué pastor sin azor 
            hay para torturar 
            con levadura lo triste 
            y obligar a comer 
            sin tragar? 
             
            Ay la paz del hermano 
            en la mano montaraz,  
            la pata que desata  
            lo fiero empañado 
            de sangre en la aldea 
            del "cordero enemigo", 
            el higo de adentro 
            que se hace alimento 
            sangriento. 
             
            Tranquilos desde su asilo 
            oían los juegos del lobo, 
            y se humedecían los valles,  
            y parían las montañas de saña. 
            Las fieras como galgos 
            de algo severo, 
            de alimañas y armas, 
            ahogaron con oprobio 
            carnicero los alrededores 
            y los pastores su llanto, 
            su santo testimonio, 
            clamaron en brasas. 
             
            ¿Es perverso en el universo  
            contar estos versos?  
            ¿Escuchan mal 
            al animal fatal? 
            ¿Es mucho decir 
            un convento sin contento  
            unas casas con brasas de ira? 
            ¿La guerra llena 
            de mentira? 
            ¿Un sonsonete de libertad, 
            de perra tortura, 
            a palos para "los malos"? 
             
            Siempre serán mejores 
            las manos y las leyes,  
            los hermanos y los bueyes  
            que aran con la frente hirviente. 
             
            De repente 
            aquí la gente sale 
            para avivar al jabalí 
            y alimentar la mirada 
            ...y no hay nada más  
            que desconsuelos 
            de corazón 
            y oración que no llega  
            a los cielos... | 
         
        
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